Los constantes apagones en la región suroeste de la República Dominicana están causando estragos en la vida cotidiana de sus habitantes.
Las provincias de Barahona, Pedernales, Bahoruco e Independencia, ya enmarcadas en un cuadro de pobreza, sufren las consecuencias de una infraestructura eléctrica inadecuada.
Los apagones no solo afectan el bienestar de las familias, sino que también ponen en peligro la educación de los jóvenes, la salud de los enfermos y la seguridad de las comunidades.
Los comerciantes locales son particularmente afectados por esta situación. Muchos de ellos dependen de la electricidad para mantener sus negocios, ya sea para conservar alimentos en buen estado, o simplemente para iluminar sus establecimientos.
La ida y venida constante de la electricidad, reduce los ingresos y amenaza el sustento diario de las familias y de los dueños de colmados.
Sin la capacidad de ofrecer servicios y productos de manera consistente, estos comerciantes ven disminuir su clientela, y con ello, sus oportunidades de prosperar en un entorno ya de por sí desafiante.
Es crucial que las autoridades y las empresas de electricidad que tiene a su cargo la distribución y el cobro de la facturación, tomen medidas inmediatas para resolver esta crisis. La inversión en infraestructura eléctrica, la implementación de soluciones energéticas sostenibles y el fortalecimiento de la red de distribución son procesos esenciales para garantizar un suministro eléctrico confiable.
Solo así se podrá alivianar la carga sobre estas comunidades y darles una oportunidad real de desarrollo económico y social. La luz no solo ilumina hogares y calles, sino que también es un faro de esperanza para un futuro más próspero.
En provincias como Pedernales, la combinación de escasez de agua potable y energía se ha vuelto letal para sus habitantes. La falta de estos recursos esenciales no solo complica la vida diaria, sino que también agrava las condiciones de pobreza y limita las oportunidades de desarrollo.
Sin acceso a agua potable, la salud de las comunidades está en riesgo, ya que aumentan las enfermedades transmitidas por el agua y las condiciones sanitarias se deterioran. Además, la falta de energía eléctrica impide el funcionamiento de sistemas de bombeo.
La escasez simultánea de agua y energía en Pedernales subraya la necesidad urgente de intervenciones integrales y sostenibles. Es imperativo que las autoridades locales y nacionales trabajen en soluciones a largo plazo que incluyan la mejora de la infraestructura hídrica y eléctrica, así como la implementación de tecnologías sostenibles que garanticen un suministro constante y eficiente.
Solo a través de una acción coordinada y el compromiso con el bienestar de estas comunidades se podrá romper este ciclo de escasez y ofrecer a los habitantes de Pedernales la dignidad y las oportunidades que merecen.
La empresa distribuidora de electricidad EDESUR ha implementado una estrategia de segmentación de sus clientes en diferentes clases para mejorar la eficiencia en el cobro de los servicios. Estas clases, identificadas como A, B y C, se establecen en función del consumo de electricidad y la capacidad de pago de los usuarios.
La clase A comprende a los grandes consumidores, como industrias y comercios de gran escala, que tienen una mayor demanda energética y, por ende, una responsabilidad de pago más alta. La Clase B incluye a los consumidores medianos, como pequeñas y medianas empresas, que también requieren un servicio continuo y fiable, pero con un consumo más moderado. Finalmente, la Clase C está compuesta por los usuarios residenciales, que representan la mayor cantidad de clientes y cuyo consumo es menor en comparación con las otras clases.
Todo esto es pura filosofía, ya que para aquellos que menos pagaban se establecía una cantidad de horas luz, y la población que más pagaba recibiría 24 horas de luz, basados en estos hechos, ya no tenemos las 24 horas por ningún lado.
Hasta la próxima semana…