El caso de ADUREDIN es un ejemplo de cómo una sociedad puede perder su responsabilidad cuando se permite que un conflicto interno entre Dameros, junto con otros elementos externos, como es el caso de los invasores, sea manipulado por un conocedor de la asociación, quien, sin ton ni son, cree que esta Casa Club fue una herencia que recibió, y que los directivos de dicha asociación le niegan sus derechos para recibir el inmueble.
Nos imaginamos que otros pensarán que son dos grupos de empresarios que han presentado problemas entre socios, y que por tal razón se verán en la obligación de dividir la empresa en pasivos y activos.
Pero esto no es así. Duvergé se ha caracterizado por ser una comunidad de hombres y mujeres valientes, como lo demostró el señor Ángel Mercedes (Don Pérez), quien entregó su cuerpo y alma para defender la Patria.
Hoy, nuestra patria chica necesita a sus mejores hombres para defender un inmueble que identifica a toda una región, la Casa Club de los Dameros residentes en cualquier parte del mundo, aunque se llame ADUREDIN.
Es imposible, aterrador y asqueroso que un hombre someta al maltrato a una comunidad, apoyado por un grupito de invasores, mientras Duvergé permanece con los brazos cruzados.
Como en el cuento de una ratonera en la granja. Un ratón descubre con terror que en la casa del granjero se ha instalado una ratonera. Preocupado por el peligro que representa, corre al patio de la granja para advertir a los demás animales. Sin embargo, la gallina, el cordero y la vaca desestiman su preocupación, creyendo que no les afecta directamente.
Esa misma noche, la ratonera atrapa la cola de una cobra venenosa, lo que resulta en la mordedura de la esposa del granjero. El granjero, buscando curar a su esposa, sacrifica a la gallina para hacer sopa. A medida que la salud de la mujer empeora, el granjero también sacrifica al cordero para alimentar a los visitantes, y tras la muerte de su esposa, sacrifica a la vaca para alimentar a los asistentes al funeral.
El cuento nos enseña que, cuando uno de nosotros enfrenta un problema, aunque parezca que no nos afecta directamente, todos estamos en riesgo. Lo que afecta a uno puede terminar afectando a todos.
Si el honorable Amauris Peña invita a estos invasores a tomar los terrenos del estadio de béisbol en Duvergé, ¿qué haríamos? De igual forma, ¿puede el señor Peña convocar a los moradores del sector de Herrera para ocupar los terrenos del club de la CDEEE? ¿qué pasaría?
En ese mismo orden, en el sector de Las Mercedes en Duvergé, ¿podemos invadir las instalaciones del Club 16 de Julio y de paso el Club Jaragua en Placer Bonito?, y los Camboyanos podrían invadir los terrenos de la Policía, ya que estos terrenos están en el sector? La apatía y la falta de acción por parte de la comunidad de Duvergé es alarmante.
En lugar de unirse para enfrentar el problema y proteger su integridad, los residentes, tanto los que viven en el municipio como los que residen fuera, han permitido que un pequeño grupo controle el conflicto.
Esto no solo pone en peligro el bienestar de la comunidad, sino que también demuestra una preocupante pérdida de responsabilidad social.
Para finalizar con este tema, quiero felicitar al congresista Dagoberto Rodríguez Adames por solicitar al Presidente del Senado el apoyo del director de la Policía Nacional, ya que un oficial de esa institución se niega a brindar el apoyo a los hombres y mujeres que están amparados bajo las leyes de la República Dominicana.
El agradecimiento va también para el maestro Rafael Maruja, quien ha puesto hasta su vida por la recuperación de esta casa club.
Sobre todo, agradezco a una joven llamada Mabel, quien, preocupada por esta situación, quiere que los Dameros tengan su Casa Club, y que los invasores, y quien está detrás de ellos “metiendo su colita como el Diablo”, no se salga con la suya y pague por los daños morales a la sociedad Damera.
