Los Comentarios del Patrick. –
El refrán “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”, solía ilustrar cómo alguien podía sobresalir sin ser realmente competente, simplemente porque los demás eran aún peores. Sin embargo, en la actualidad, esa premisa ha cambiado: los ciegos pueden leer y escribir gracias al sistema Braille, lo que demuestra que la discapacidad ya no es excusa.
Partimos de esta reflexión para analizar la gestión municipal a pocos días de cumplirse un año de administración. En este punto, resulta inevitable preguntarse: ¿qué se ha hecho con los fondos que mes tras mes ingresan a los ayuntamientos?
Algunos alcaldes presentan con orgullo la construcción de una única obra, sacando pecho como si hubieran hecho un milagro. Pero al mirar los números, la realidad es otra. Tomemos un ejemplo concreto: un ayuntamiento que recibe 2.6 millones de pesos mensuales y cuya primera obra, después de un año, tiene un costo de 2 millones de pesos. Si el 30% del presupuesto debe destinarse a inversiones de capital e infraestructura, ¿dónde ha ido a parar el resto del dinero?
El panorama es aún más preocupante cuando observamos que, pese a los ingresos constantes, no se han saldado deudas pendientes. Si encontraron préstamos al asumir la gestión, lo lógico sería haber pagado al menos parte de lo adeudado a las cooperativas que financiaron esas operaciones. Sin embargo, desde su llegada no han pagado ni un solo peso.
No solo se han retrasado los pagos a las cooperativas, sino que tampoco se han cubierto las prestaciones laborales de los empleados desvinculados, ni se ha cumplido con el pago de la regalía pascual en diciembre. Esto sugiere que el dinero está retenido en gavetas municipales, a cambio de no cumplir con compromisos básicos.
¿En qué se gasta el dinero municipal?
El presidente de la Liga Municipal Dominicana, Víctor D´Aza, recordó recientemente que la Ley 366-22 de Presupuesto General del Estado, modificó la distribución del gasto municipal. Según esta norma, los ayuntamientos deben asignar:
• Hasta un 30% para gasto de personal y nómina.
• Al menos un 30% para inversiones en capital e infraestructura.
• Hasta un 36% para servicios municipales.
• Un 4% para programas de educación, salud y género.
Si estos porcentajes se cumplen, no debería haber problemas en el manejo de los recursos. Pero la realidad demuestra que algo no cuadra. A un año de gestión, los ayuntamientos deben rendir cuentas con claridad y explicar en qué se está gastando cada peso. La transparencia y la responsabilidad no son favores que los ciudadanos deben pedir, sino obligaciones ineludibles de cualquier administración pública.
Hasta la próxima semana…