Los Comentarios del Patrick. –
En los últimos años, hemos sido testigos de un fenómeno notable: personas que en su juventud, durante finales de los años setenta y principios de los ochenta, estuvieron atrapadas en las garras de la adicción, hoy resurgen como miembros productivos de la sociedad. Este cambio es un reflejo no solo de la capacidad humana para sobreponerse a la adversidad, sino también de los esfuerzos incansables de quienes trabajan para rehabilitar a estos individuos. La historia de superación de estos hombres y mujeres es un recordatorio de que, con el apoyo adecuado, siempre es posible retomar el camino.
Recientemente, tuve la oportunidad de visitar un centro de rehabilitación conocido como “El Arca”. En este lugar, se aborda el tratamiento de las adicciones con un enfoque integral, brindando a los pacientes no solo apoyo médico, sino también emocional y espiritual. Durante mi visita, observé cómo los hombres que alguna vez estuvieron sumidos en la desesperación estaban dando pasos firmes hacia su reintegración en la sociedad. Cada uno de ellos llevaba consigo una historia de lucha, pérdida y esperanza, empero, lo más importante es que todos compartían un anhelo común: recuperar el control de sus vidas.
Mi propia historia comienza en el parque central de Duvergé, una pequeña comunidad en el sur de la República Dominicana, situada a unos 265 kilómetros de Santo Domingo y a unos 160 kilómetros de Puerto Príncipe, Haití. Allí trabajé como lustrador de zapatos, o limpiabotas, como se le dice en nuestra comunidad, y fue en ese lugar donde escuché las historias de muchos hombres que, como yo, vivieron momentos difíciles. En aquel parque, las conversaciones eran un reflejo de la realidad de la época, las adicciones estaban presentes, pero también había un anhelo profundo de cambio.